#Novela: Pecados Paternos.
_______ aceptó vacilantemente la mano de Joe. Sentía la
boca seca como un estropajo. Enlazó sus grandes dedos
con los suyos y la condujo hacia el aeroplano privado
de la empresa. Ni en sueños habría esperado que
tuvieran una verdadera luna de miel. Se había
sorprendido mucho, y sobre todo se había preocupado,
cuando una hora después de casarse, su marido le había
comunicado que se dirigían hacia la isla tropical que
poseía en Costa Rica y que permanecerían allí dos
meses.
El plan resultaba excitante, pero también
sobrecogedor.Nadie podría oír sus gritos si él tenía
intención de hacerle daño.
Si se dejaba guiar por la lógica, él no parecía el tipo
de persona que disfrutase haciendo daño a los demás,
pero por otra parte, ¿y ella qué sabía? Apenas lo
conocía. Además, pensó malhumoradamente, Joe creía que
había estado confabulada con su padre. No creía que las
escasas palabras con las que había intentado defenderse
en su oficina, palabras que habían llegado cinco años
tarde, hubieran supuesto alguna diferencia. Suspiró,
preguntándose otra vez qué tendría pensado hacer con
ella.
Y, maldita sea, de todos modos, no existía ninguna
forma de luchar contra él. Verdaderamente, Joe había
convertido su sumisión en una parte legal de su
matrimonio. La había obligado a firmar una declaración
jurada, en la que bajo pena de expulsar a su familia de
la casa familiar, ella se compremetía a obedecerlo
ciegamente. Legalmente, recordó apretando los dientes,
ni siquiera podría levantarle la voz sin que castigase
a los suyos.
Se le ensancharon las aletas de la nariz. Había creído
que en una semana su familia se encontraría en la
calle. Al contrario de lo que pensaba Joe ella nunca
había sido del tipo dulce y sumiso. Las mujeres dulces
y sumisas no podrían dirigir con eficacia compañías que
manejan millones de dólares. Y ella lo había hecho
eficazmente antes de la absorción. El problema estaba
en que su padre antes de su muerte había tomado un
montón de decisiones económicas absurdas, y esto casi
había agotado el capital.
Aunque seguro que su marido ya lo sabía. Se preguntaba
si eso no sería parte del aliciente de casarse con
ella-la ocasión de someter por la fuerza a una mujer
fuerte e independiente que después de haber sangrado
sus efectivos hasta agotarlos no podría luchar contra
él durante mucho tiempo.
Treinta minutos más tarde, el avión había despegado y
les habían servido unos cócteles. ______ se sentó en su
asiento frente a su nuevo marido bebiendo una
margarita. Miró por la ventana, observando
distraídamente las nubes que pasaban a su lado,
demasiado nerviosa para establecer contacto visual con
el hombre que ostentaba semejante poder sobre
ella.
"Tienes unos pechos espléndicos," murmuró
Joe, consiguiendo su total atención, los ojos abiertos
como platos. No esperaba que fuera tan directo- aunque
ahora ya tenía una pista. Ser directo formaba parte de
su naturaleza. "Puedo ver cómo tus pezones se
yerguen bajo la blusa." Observó como ella se
despejaba la garganta nerviosamente y apartaba la
mirada."¿Es por el frío, la excitación, o son las
dos cosas?"
Excitación, pensó, retorciéndose un poco en su asiento.
"Frío," susurró.
_______ cerró los ojos brevemente, cogiendo fuerzas.
Aunque pareciese una idea perversa y estúpida, su
cuerpo siempre había respondido naturalmente al hombre
sombrío y prohibido que se sentaba enfrente. Era como
si los dioses hubieran creado su cuerpo con el único
propósito de deleitarse con Joe Jonas. Ningún otro
hombre conseguía que se pusiese caliente sólo con unas
palabras o una simple mirada. Ninguno, sólo Joe.
Odiaba admitirlo, pero parecía más peligroso y
atractivo que nunca. Todavía llevaba el mismo traje
negro italiano con el que se casaron. Estaba tan
atractivo con el pelo negro despeinado y con la corbata
suelta colgando descuidadamente de su cuello... Su
atlética musculatura se marcaba incluso bajo la ropa
que cubría su cuerpo. Sus ojos eran de un cafe profundo
e intenso, las líneas de la risa en las comisuras
contrastando brutalmente con la dura expresión de su
rostro.
"Entonces tendré que ponerle remedio," dijo
suavemente, posando el brandy. "Quiero que mi
mujer esté siempre derritiéndose por mi, muriéndose por
mi pene"
_______ se quedó sin respiración, terriblemente
excitada. Era demasiado. A su líbido no le importaba
que lo único que Joe desease de ella fuese venganza.
Éste seguía siendo el hombre con el que había soñado
secretamente casi toda su vida.
Ya estaba excitada, reconoció.
Si la tocaba probablemente estallaría sólo con su
contacto. Respiró profundamente, pues no deseaba
avergonzarse sucumbiendo tan pronto. Después de todo,
el hombre que había anhelado durante tantos años era el
mismo que le había arrebatado las riendas de su vida.
Debía tener esto presente.
"Sácate la ropa." Ella abrió los ojos de par en par.
Levantó la cabeza de golpe topándose con su mirada
atenta.
"¿Q-Qué?" musitó sin aliento. Sentía como si el corazón
fuese a salírsele del pecho. ¡Vaya! No perdía el tiempo
con preliminares.
Increiblemente, su mirada se intensificó aún más.
"Sácate la ropa," repitió.
"P-Pero la tripulación..."
"La ropa," dijo suavemente, recordándole con la mirada
el acuerdo matrimonial. "Quítatela."
________ contuvo el aliento. Nunca había permitido que
un hombre la viera desnuda a plena luz del día.
Plantearse hacerlo era lo más espantoso que podía
imaginarse. Pero, paradójicamente, también era lo más
excitante.
¡Ojalá su libido no actuase por su cuenta! Joe deseaba
venganza-no a ella.
"Estoy esperando," murmuró. "Quiero ver desnudos esos
prietos pezones sin nada que me estorbe la vista." Ella
se atragantó con la margarita, después posó el vaso.
Vaciló un momento, pero inevitablemente, se levantó y
se dispuso a desnudarse. En realidad no tenía otra
opción, se recordó ________. Tendría que obedecer
mientras pudiese o por lo menos hasta que encontrase
una manera de salir de este lío. Si existía alguna.
"¿Te puedes dar la vuelta?" Pidió tímidamente, bajando
la cabeza avergonzada. "¿Por favor?"
"No." Joe tomó su brandy y se arrellanó en el asiento.
_______ alzó la mirada, sorprendida por la obvia
excitación de su voz. Luego volvió a bajarla
inmediatamente, observando el bulto prominente en sus
pantalones. "Quiero mirar a mi esposa, no la trasera
del jodido avión," dijo con voz pastosa. Ella se mordió
el labio. El recuerdo de su padre diciéndole que
necesitaba perder peso, que era demasiado gorda y
desagradable, inundaba su memoria.
"No tienes mucho que mirar," susurró. "... No estoy
intentando retractarme de nuestro acuerdo, pero yo..."
"Creo que tengo mucho que mirar," interrumpió él,
sorprendiéndola. "Ahora demuéstramelo. Estos pezones
ahora son míos... y ese se*xo sólo me pertenece a mí.
Quiero velos
Inspiró profundamente intentando tranquilizarse, sus
palabras la habían excitado más que sentir las manos de
diez hombres acariciando a la vez todo su cuerpo.
No deseaba sentirse atraída por él, vistas las
circunstancias de su matrimonio, pero lo estaba. Era
difícil no sentirse atraída por un hombre tan atractivo
que, conscientemente o no, conseguía que se sintiese
hermosa.
______ inclinó la cabeza y comenzó a quitarse la ropa
lentamente. Evitó cuidadosamente mirarlo, pero podía
sentir como su mirada intensa devoraba sus pezones
mientras se quitaba primero la blusa blanca de seda y a
continuación el sujetador blanco de encaje.
Agarró sus pechos con las manos y usó los pulgares para
restregarle los dilatados pezones. "Preciosos," murmuró
con voz densa. "Tienes unos pezones grandes y
alargados. Perfectos para chupar."
Ella apretó los muslos con fuerza y expulsó el aliento.
Su boca estaba tan cerca que podía sentir su aliento
cálido en los pezones. "G-Gracias."
Comenzó a lamerla sin piedad, sorprendiéndola, y
obligándola a jadear. Fue turnándose entre sus pechos,
lamiendo lentamente la aureola de cada pezón para luego
chupar la punta con toda la boca.
_________ lloriqueó, sentía debilidad en las piernas,
como si fuesen de mantequilla. Él endureció la lengua
alrededor de su pezón izquierdo y lo atrajo al calor de
su boca. Ella gimió suavemente cuando sus labios lo
apresaron, y cuando comenzó a succionar no pudo evitar
hundir instintivamente las manos en su pelo oscuro.
Joe pasó los diez minutos siguientes colmando sus tetas
de atenciones. Chupó un pezón durante un par de
minutos, después cambió al otro e hizo lo mismo. Luego
repitió el proceso una y otra vez, y una vez más hasta
que ella se aferró a él sin aliento.
Él levantó la cabeza de su pecho, con los párpados
entornados. "Ahora el resto," murmuró posesivamente.
"Enséñame ese maravilloso se*xo, ahora me pertenece."
Jadeando y con los pezones hinchados y doloridos,
_________ obedeció. Retrocedió un paso y con manos
temblorosas alcanzó la cremallera trasera de la
minifalda blanca. Al desabrocharse, bajó la vista a sus
pechos y comprobó que sus pezones estaban enrojecidos y
dilatados. Se podía ver el débil borde de las marcas de
los dientes, y esta visión hizo que se humedeciese aún
más.
"Ahora quítate las bragas," dijo Joe roncamente cuando
la falda se deslizó hacia abajo enroscándose a sus
pies. "Quiero verte completamente desnuda, sólo vestida
con los tacones''
Las bragas blancas de seda cayeron a continuación,
uniéndose con rapidez a la ropa que estaba en el suelo.
Oyó como Joe suspiraba y no estaba muy segura de cómo
interpretar ese sonido. Se mordió el labio inferior,
sintiéndose de nuevo avergonzada e insegura de su
cuerpo. ¿Estaba excitado o irritado? No sabría decirlo.
No debería importarle.
"¿Te depilas completamente el se*xo?," dijo él con voz
ronca. "¿Siempre lo has tenido rasurado?"
Ella asintió, todavía demasiado avergonzada para
mirarlo a los ojos.
"¿Por qué?" murmuró él. "¿Te gusta lo sensible que se
vuelve cuando te masturbas?"
Su cara enrojeció subitamente, dándole la respuesta.
Desvió la miraba.
"Demuéstramelo," ordenó con voz arrogante y posesiva.
"Siéntate, separa las piernas, y demuéstrame cuánto te
gusta tocarte."
" Joseph ..."
"Demuéstramelo," la cortó, interrumpiendo su protesta.
"Tu se*xo ahora me pertenece, _______. De ahora en
adelante, lo usarás sólo para complacer a tu marido, no
para ti misma."
Luchó por recuperar el aliento. Este hombre tenía el
don de la palabra. ______ sabía que ésta iba a ser la
masturbación más corta de su vida pues ya estaba a
punto de correrse. "De acuerdo," susurró.
Sentada enfrente de él, ________ abrió las piernas de
par en par colocando una sobre cada reposabrazos. Podía
sentir su mirada penetrante clavada descaradamente en
su sexo expuesto, una mirada que la marcaba como hierro
candente.
"Tócate," dijo con voz pastosa. Él se desabrochó los
pantalones y liberó su erección de la prisión en que se
encontraba. Era larga y gruesa, con una vena que se
marcaba en el medio, de la raíz a la cabeza. "Juega con
tu se*xo para mí."
________ deslizó los dedos hacia abajo hasta encontrar
el clítoris. Se mordió el labio al ver como la
contemplaba con la mirada entornada. Cerró los ojos y
comenzó a manipular su clítoris, frotándolo
circularmente hasta que su respiración se fue volviendo
más y más pesada.
"Muy bien, buena chica," dijo con tono grave. "Sigue
frotándote el se*xo para mí. De ahora en adelante
tendrás que pedirme permiso antes de acariciarte. ¿Lo
entiendes, _______?"
En algún recóndito lugar de su mente febril encontró
las fuerzas necesarias para asentir.
"Este se*xo ahora es mío," le recordó posesivamente. "y
nadie lo tocará sin antes pedir permiso a su dueño."
_______ jadeó y la pasión se arremolinó en su interior
formando un nudo en su vientre. Continuó restregando
los dedos sobre su chocho mojado, el clítoris hinchado
le palpitaba clamando por la culminación.
Oyó entrar al ayudante personal de Joe y, por un
momento, acarició la idea de parar. Pero sabía que eso
no le gustaría a su marido.
Continuó masturbándose, más allá del límite en que
podría importarle si alguien la miraba. Es más, saber
que otro hombre la estaba observando sin que ella lo
viese ya que tenía los ojos cerrados, hacía que se
excitase aún más si cabe. Se acarició más fuerte y un
quejido suave escapó de sus labios.
"Espléndido," murmuró Joe con voz excitada.
"Exquisito."
Se corrió con un gemido ruidoso, sintiendo como la
sangre encendía su cara. Los pezones disparados hacia
fuera, dilatados e hinchados. Su aliento entrecortado y
jadeante.
"Eso será todo por ahora," oyó que Joe murmuraba a Tom,
su auxiliar. Abrió los ojos y observó como su marido
aceptaba una copa de brandy. "No necesitaremos más de
sus servicios hasta que el avión aterrice."
"Por supuesto, Sr. Jonas."
Tom se retiró con expresión impasible pero el bulto de
sus pantalones contaba otra historia. Joe entrecerró
los ojos y la miró, diciéndole sin palabras que no
consentiría que mirase la ingle de su ayudante.
¿Entonces por qué permitió que su ayudante mirase como
se masturbaba? se preguntó vacilante. Sin embargo, se
dio cuenta de que ya sabía la respuesta. Joe
probablemente había querido exhibir su posesión ante un
varon inferior otra muestra de dominación sobre ella.
No sabía si sentirse insultada o adulada por el hecho
de que él la encontrase digna de exhibición.
"No vuelvas a mirar nunca el pene de otro hombre," dijo
su marido con desaprobación. "No me gusta como me hace
sentir."
Ella abrió los ojos de par en par, sorprendida por el
hecho de que él hubiese confesado tanto. Se despejó la
garganta y desvió la mirada. "Lo siento," murmuró. "¿Ya
puedo cerrar las piernas?"
"No." Se arrellanó en su asiento y acercó el brandy a
los labios. "Estoy gozando de las vistas," dijo
descaradamente.
_______ se ruborizó. "¿Por qué permitiste que Tom
entrase aquí y me mirase si no querías que me fijase en
su reacción?" Lo observó con atención. "¿Cómo esperabas
que reaccionase?"
Él sonrió levemente. "¿Sinceramente?" Ella asintió con
lentitud."La verdad es que no me di cuenta de que había
entrado hasta que era demasiado tarde. Cuando se
excitó... " Su voz se fue apagando y su mandíbula se
endureció. "No me gustó. Y cuando notaste su erección,
" murmuró, "me puse celoso. No provoques mis celos otra
vez, por favor."
_______ sintió que el corazón se le salía del pecho.
¿Por qué era tan sincero con ella? Y sobre todo, se
preguntaba, ¿por qué estaba celoso? Dadas las
circunstancias, lo lógico sería pensar que Joe habría
gozado al avergonzarla delante de cualquiera. Este
hombre era un enigma que tardaría mucho tiempo en
descifrar.
________ expulsó el aliento. Le había sorprendido que
Joe hubiese admitido una debilidad dos veces en cinco
minutos. Nunca habría esperado que se mostrase
vulnerable tan pronto, o nunca.
"Gracias por contestar a mi pregunta," susurró,
desviando la mirada, confundida.
"De nada." _______ se quedó allí sentada unos quince
minutos, con el se*xo desnudo y expuesto para su
marido, sus pies calzados con los tacones altos
colgando de cada uno de los reposabrazos del asiento.
Su mirada cafe intensa no se apartaba de su carne.
Simplemente estaba allí sentado, bebiendo su brandy, y
memorizando cada uno de los rincones de su se*xo.
De vez en cuando, ________ dirigía la mirada ambarina
hacia su pene hinchado, que aún la inquietaba más que
su propio deseo. Asumió que él estaba disfrutando su
excitación, sin ninguna prisa por llegar al orgasmo.
Sin embargo, su necesidad asumió el control.
"Chúpamela," ordenó con voz pastosa. "Arrodíllate a mis
pies y chúpame el pene." Con los ojos como platos
______ se mordió el labio. Por un momento vaciló, pero
al final, y en virtud de su contrato legal, obedeció
sin protestar.
_______ cerró las piernas y se puso de pie, después se
arrodilló delante de él. Con los rizos cafes rojisos
cayendo en cascada sobre su espalda, lo tomó en su boca
sin ceremonias. El sonido de su respiración
entrecortada le provocó un nudo de deseo en el
vientre.
"Muy bien, pequeña," gruñó Joe roncamente, y sus dedos
se enroscaron en su pelo. "Tómate tu tiempo aprendiendo
a conocerla. Chúpala como si fuese un chupachús."
Ella hizo lo que le mandaba. _______ había echo se*xo
oral antes, pero su intención siempre había sido
excitar al hombre para la cópula. Esta era la primera
vez que se demoraba, lamiendo su rabo de arriba a
abajo, familiarizándose con él desde la vena abultada
hasta el minúsculo agujero en lo alto del capullo. Joe
acunó su cara entre las palmas todo el tiempo,
observando simplemente como se familiarizaba con su
pene. No intentó obligarla a ir más rápido, sino que
permitió que lo explorara a placer.
_______ engulló su pene hasta la garganta y sus pezones
se endurecieron con el sonido de su gruñido. Sus dedos
se ocuparon de masajearle las pelotas, enredándose
entre sus rizos.
"Ahora voy a foll*arte la cara," masculló. "Ya no puedo
más, nena, se acabaron los jugueteos."
Joe se levantó de su asiento, cuidando que sus labios
no soltaran su pene en ningún momento. La agarró por la
parte de atrás de la cabeza e introdujo la pene en su
boca tan profundamente como pudo, gimiendo al sentir
sus labios contra sus testículos.
"Eso es," dijo roncamente, y sus músculos se tensaron
mientras zambullía el pene tieso en su boca, metiéndolo
y sacándolo una y otra vez. "Engúllela toda."
________ gimió con la boca llena, notando como su polla
se inflamaba más y más. Él comenzó a cabalgar dentro de
su boca más y más rápido, apretando y contrayendo las
nalgas mientras le foll*aba la cara.
"Cómeme todo mi pene" gruñó. Y bombeó adentro y afuera,
más rápido y más duro, mientras el sonido de la saliva
y los labios en contacto con su carne dura invadía la
cabina.
"Demuéstrame cuánto disfrutas atiborrándote con mi
pene" ______ gruñó contra su virilidad y luego pasó a
la acción. Le comió el pene más y más rápido, más
profundo y más duro, meneando la cabeza adelante y
atrás mientras lo absorbía hasta perder el sentido.
Sus músculos se tensaron y su respiración se hizo más
trabajosa.
"Te voy a inundar con mi leche, pequeña," masculló
fuera de control. Sus caderas rebotaron adelante y
atrás, golpeándola en cada embestida. "Trágatelo todo,"
dijo roncamente.
Ella lo abarcó en toda su longitud, empujando
glotonamente el glande hasta casi tocar el fondo de su
garganta, profundamente, con movimientos expertos.
Gimió contra su pene hinchado, gozando del poder que
sintió cuando sus dedos se tensaron más en su pelo y él
comenzó a gemir totalmente descontrolado.
"Bébetelo," gimió, mientras todo su cuerpo se
estremecía. "Trágatelo todo, hasta el fondo."
Joe se corrió con un fuerte bramido, y este gruñido
atronador retumbó por toda la cabina del aeroplano. Con
movimientos regulares,
_______ mantuvo el ritmo con la cabeza, y sus labios
extrajeron hasta la última gota de semen que pudieron
obtener. Implacable en su succión, mantuvo el ritmo
febril hasta que lo drenó del todo, hasta dejarlo
completamente agotado y saciado.
Resollando, él se derrumbó en su asiento porque ya no
podía sostenerse más tiempo en pie.
"Chúpame las pelotas," dijo roncamente, acunando su
cara de nuevo, y empujándola hacia su entrepierna. "Me
relaja."
________ hizo lo que le ordenaba, aunque no surtió el
efecto que él había pretendido. Unos minutos después,
su pene volvía a estar tiesa e hinchada, preparada de
nuevo para que se la mamase. Le dio todo lo que quiso,
ordeñándolo una vez más hasta que se derrumbó por
completo y cayó dormido.
Permaneció arrodillada a sus pies mientras él dormía,
besando suavemente sus testículos agotados. Intuyó que
eso era lo que deseaba Joe. También intuyó que, por
alguna razón, él necesitaba tener esa intimidad con
ella, se diese cuenta o no.
Joe durmió casi tranquilamente durante lo que quedaba
de viaje hasta laisla privada.
Despertaba de vez en cuando, como si temiese que lo
hubiera abandonado, sin embargo la agarraba con
satisfacción por la nuca y se volvía a dormir tan
pronto como sentía sus labios abrazando sus huevos,
mimándolo.
_________ se preguntó inútilmente por qué seguía
arrodillada delante de él, con sus pelotas en la boca.
Se consoló pensando que no tenía otra elección, pues no
quería enfrentar la realidad: había deseado a Joe Jonas
tan desesperadamente como, por alguna extraña razón, él
la deseaba a ella.
Continuara...
Perdon me equivoqe creo que son 7 xD. sino 8
atte. Kary